martes, 17 de junio de 2014

DEPORTE LINDO, HORRIBLE FIFA

Mientras media humanidad se apasiona con los partidos del Mundial de Fútbol, crecen las denuncias sobre la corrupción que reina en la cúpula que maneja ese deporte: la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). La revista londinense The Economist dedica a esta mafia varias páginas y este titular de portada: Beautiful game, Ugly business (juego hermoso, feo negocio).

Aparte de acoger la revelación del semanario Sunday Times que obtuvo y publicó documentos sobre el soborno pagado por Qatar para obtener la sede del Mundial 2022, informa también que en el Mundial 2010 muchos partidos fueron ganados, no en la cancha, sino con billetes bajo la mesa.

Lo más notable es, precisa The Economist, la monumental estafa que la FIFA comete con ayuda de sus cómplices -pagados- de las federaciones locales. Entre otras cosas precisa que la FIFA recauda en el Mundial mil millones de dólares por cada partido, y no rinde cuentas ante nadie.

Legalmente registrada en Suiza como organización sin fines de lucro, la FIFA no tiene dueño. Quienes podrían fiscalizar sus cuentas, como los organismos futbolísticos regionales o locales, dependen de su dinero.

Esa dependencia responde a la pregunta que la revista formula: “¿Por qué el mayor juego del mundo es dirigido por un grupo de mediocridades como Sepp Blatter, presidente de la FIFA desde 1998?”.

Señala la publicación escándalos de Blatter como sus comentarios machistas contra la mujer y la interrupción de un minuto de silencio en homenaje a Nelson Mandela que redujo a 11 segundos.

La entidad en que Blatter señorea es un gigante. Reúne a 209 asociaciones o federaciones de fútbol, contando con 17 países afiliados más que la ONU.

The Economist propone en su página editorial algunas reformas. Por ejemplo, que Suiza obligue a la FIFA a rendir cuentas, bajo amenaza de privarla de las condiciones tributarias privilegiadas de que goza.

Advierte, sin embargo, que muy pocas de las propuestas de cambio serán posibles sin un reajuste en la cúpula de la FIFA en Zurich.

En el Perú, donde solo somos espectadores del Mundial, poco podemos esperar mientras mister Blatter siga siendo el sumo pontífice y el mafioso mayor del hermoso juego que cuatro mil millones de seres humanos disfrutan por la televisión.

Mario Vargas Llosa dijo alguna vez que el fútbol es como “una religión laica”, capaz de provocar reacciones irracionales y colectivas que en el pasado solo convocaban iglesias y profetas. El humorista británico John Oliver expone que la FIFA tiene un papa infalible (Blatter) y obliga a países a gastar en catedrales opulentas, como el estadio de Manaos, que no servirá más que para cuatro partidos.(César Lévano-Diario La Primera).

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