martes, 29 de abril de 2014

LA OLA REELECCIONISTA

Toda reelección tiene como objetivo instaurar métodos maquiavélicos en el ejercicio del poder, genera altos índices de corrupción, fomenta el padrinazgo y la “cosa nostra”, que es contrario a la alternancia democrática, y no permite una auditoria contable a las cuentas fiscales. Las reelecciones generalmente permiten tapar, o esconder evidencias de lo ilícito, por lo menos hace que la ciudadanía olvide algunos actos no tan santos.

La permanencia en el cargo, en periodos largos, en especial en la administración pública, generalmente hace caer al funcionario en la tentación de la corrupción, para hacerse rico de manera fácil, es por eso que una vez llegado al poder, casi nunca quieren dejar el cargo. El poder, es una especie de elixir de placer y se convierte en una forma de vida.

Los defensores de la reelección, sostienen que la tesis gobierno fuerte y hegemónico, del poder absoluto, son validos para alcanzar la eficacia y resolver los problemas de la sociedad, pero en el fondo, todo proceso reeleccionista no garantiza ninguna eficacia en el arte de gobernar.

Los procesos reeleccionista y mandatos prolongados nunca fueron positivos para las democracias desde el punto de vista institucional, no obstante que la mayoría coinciden en la necesidad de poner límite a los excesos de poder.

La historia política registra que todo proceso reeleccionista a terminado siempre en el copamiento de los espacios democráticos, y el consecuente abuso de poder que vulnera los elementales principios de participación ciudadana, del sistema de control, el respeto y el reconocimiento a las minorías, el pluralismo político y cultural, y el libre juego de gobierno y oposición.

En efecto, las reelecciones son negativas y nefastas para la democracia, está ligada a una intención clara de perpetuarse en el poder, y si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.(La Prensa Nacional)

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