miércoles, 14 de mayo de 2014

EL MARKETING POLÍTICO

La guerra del marketing político no se libra en los mercados, calles y plazas, menos en el medio geográfico, sino, en la mente, en el propio y de los electores, un territorio falso y difícil de entender. Vencer a la competencia desde una montaña mental, es el desafío de toda organización inteligente.

Si en el pasado asistimos al marketing político de las plazas y calles, el candidato con mayor convocatoria, oratoria, retorica, convencimiento y demagogia ganaba las elecciones. Hoy, en tiempos de la guerra de la información, las organizaciones con mejor estrategia política va vencer, aniquilar  y desplazar al enemigo.

Ningún otro principio del marketing político es tan fundamental como el principio de la fuerza; la ley de la selva, el pez grande se come el pez pequeño. La organización con mayor fuerza de influencia, tiende  a sobrevivir  y quedarse en el segmento más grande del mercado electoral.
La estrategia debe desarrollarse desde abajo, no desde la cima; desde el conocimiento profundo de la realidad y el cabal entendimiento de las tácticas, aplicar estratégicamente los conflictos en el lugar y momento adecuado.

En cada ser humano existe una caja negra, cuando se ve expuesta a un mensaje subliminal de publicidad, ésta mira al interior de la caja negra para ver si es correcto o incorrecto lo que dicen los demás del producto, una vez decidida la opción de consumo, es casi imposible hacerlo cambiar de opinión, lo único que se puede trabajar es negociar, por que los ganadores suelen tener siempre el mejor producto, ahí está la clave del éxito, pensar mejor y no en pensar más.

Los responsables del marketing político que mejor capitalicen los flancos en la fuerza de la competencia, los candidatos que logren posesionarse en el inconsciente colectivo, en el momento y tiempo determinado sobrevivirán; pero para fortalecerse y no ser desplazado, se deberá tener presente dos conceptos básicos del marketing político: inyectar el valor agregado a las ofertas políticas y  preocuparse por el manejo agresivo e inteligente de la información.(La Prensa Nacional)

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